domingo, 18 de abril de 2010

Rumbo

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.
-Cortázar





Intruso en el camino que inventé, decido dar la vuelta, verme a los ojos, olvidarte de memoria, dejar mojado el pincel y desafinar las cuerdas. Buscar lejos de la luz  las pestañas tuyas que ocupaba de escalera, guardarte entre el barro con forma perfecta y atar mi globo a tus pies. Dar la vuelta, caminar hacia mi. Y encontrarte.

(Eres mi zeppelin

No quiero


 No quiero saber de memoria tus gestos ni tocar sin nota el ritmo de tus lunas, no quiero ser lo mismo espada que pared ni labrar de sueños el talud que sostiene tu noche, no quiero aves anunciando pasos que no doy en la polaroid que tienes por ventana, no adivino colores ni respiro lejanías, no quiero dejar de creer en que sólo lo fugitivo permanece, ni que todas las cartas del tarot se llamen como se llama tu sonrisa, pero pasa que no puedo, te adivino y con carbón te dibujo en las paredes de mi cueva, me llueves madrugada, me arengas la locura, me existes. Porque pasa, te lo digo, que no puedo; amarro mi voluntad entera al papalote de tus ojos y
contigo vuelo, y no puedo detenerlo, simplemente porque no quiero.

De la voz perdida


Este es un texto sin sentido, sin ti,
Atravieso los dragones de la espera que abriendo la boca me convidan soledad,
desprecio el color rojo porque te imagino sólo azul y camino tras tus ojos, como quien busca agua en el desierto, me apellido Ardid, dibujo un mapa y la X está en tu ombligo, muerdo el cuello de la sed que da pensarte sin mí,  aplicando la ley de matar o morir, sigo andando pero no de pie, porque mis pasos te buscan hasta en la panza del caleidoscopio nocturno que se asoma tras la luna, te quiero y te traduzco sólo en besos, pero no dejo de adivinarme perdido tras tu rastro. Entonces,  es este un viaje sin sentido, sin ti.