Dejaré argumentos universalmente válidos pintarrajeados en las paredes de mi celda, pero serán solamente falsas migas en el camino que intenten confundir al mundo sobre mi verdadero plan: esconderme de la espera mientras andas de vuelta un trecho que fue, a pesar nuestro, escondite de estertores y pretexto de silencios.
De esa forma, al perder el juicio ganaré cordura, y lo más importante: la oportunidad de sernos (tu a mi y yo a ti) eternos.
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