Hasta la hojas secas aletean contagiadas de cuentos por los cuarenta y tantos mil pasos que mide el camino hasta tu encuentro. Para consuelo, mis pies se quedan marcados en tu nombre y la cama se ´hace bolita´ imitando tu forma de matar el frío.
A esta hora ya te fuiste, atraviesas lo que en un mundo justo tendría que ser un puente de plata, o un mar profundo y las luces bostezan, esperan.
Yo me quedo oliendo a ti, con mi pata de palo y una foto, en la que también te extraño.
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