miércoles, 17 de agosto de 2011

Tren

Montados en tren atravesaban el desierto de coyotes, en la zona sur del espacio norte de aquel mundo particular, él miraba sus labios imaginándose dentro y fuera y atinando a cachar palabras clave para hilar conversación; ella, ya ajena, contaba maravillosas historias sobre lo lindo que suele ser el novio de su amiga y refería heroicas demostraciones afectivas, como escribirle tequieros con restos de radiografías u ocultarle pistas para una eventual configuración de frases cursis. Esas cosas de películas románticas, esas cosas baratas de gran valor.

Tímidamente él se imaginaba en los zapatos del idolatrado protagonista de la charla y vomitaba risas hacia dentro mientras seguía viéndole los labios a ella, que desprendida del azul que tintó antiguos sueños continuaba el relato. Avanzaron horas viendo distintas cosas mientras se miraban de frente, y vieron tanto que no pusieron atención al rumbo y por supuesto no advirtieron el riel faltante en la vía justo a mitad del puente. Se presume que esa vía no fue terminada nunca, se presume que ellos cerraron los ojos por casualidad mientras el abismo saludaba en el andén como quien recibe a una añorado viajero.

El tren siguió avanzando.

Cayeron  Callaron. 

1 comentario:

Claudia dijo...

Tú y tus viajes en tren.